lunes, 5 de abril de 2010

ROMA

De amplía influencia etrusca, la educación física romana se basaba ante todo en la disciplina. la afición griega a la competición sin utilidad práctica no era compartida por los romanos.
No se conoce si fue por influencia de Esparta o por costumbre propia, pero el caso es que los romanos acostumbrados a dejar a los niños deficientes abandonados, ya que no les eran útiles. La educación era dirigida por el Estado y se dirigía, tanto en lo psíquico como en lo físico, a lo inmediato, lo único que resultaba práctico. No se concedía el deporte por simple vocación si no había un motivo práctico que los impulsara.
Para fijar las características de la educación física en la antigua Roma hay que acudir a las observaciones puntuales y esporádicas que hacen los poetas y oradores de la época, pues ninguno de ellos dejó un tratado completo sobre el tema.
Resulta bastante probable que esta educación comenzase muy pronto, pues en una inscripción romana se habla de gymnici o gimnastas de dos a seis años de edad, y que se mantuviese casi durante toda la vida, pues Plinio recoge el testimonio de un hombre que con 77 años practicaba aún con regularidad ejercicio físicos y Cicerón, en una de sus obras, indica que el ejercicio físico es bueno en la vejez. La educación física, además, no era privilegio ni patrimonio de unas u otras clases sociales, pues gozaban de ella tanto las clases humildes como los propios emperadores, conociéndose que Augusto, por ejemplo, se mantuvo la forma hasta el día de su muerte practicando carreras y saltos; que su nieto Germánico cabalgaba cada día, además de practicar la gimnasia a menudo; que Calíguila era un buen jinete que guiaba sus propios caballos en las carreras y que gustaba de practicar la esgrima; y que Nerón y su sucesor Vespasiano construyeron termas y gimnasios para llevar a cabo la educación física de los romanos que quisiesen ejercitarse.

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